Mark Carney saluda al público con su mano derecha, detrás de él simpatizantes de su campaña. FOTO: REUTERS

Mark Carney asume como primer ministro de Canadá tras histórica victoria electoral

FUENTE: EFE

El exbanquero central y recién elegido líder del Partido Liberal enfrenta su mayor reto: negociar con Donald Trump y preservar la soberanía canadiense.

Mark Carney, reconocido economista y exgobernador del Banco de Canadá y del Banco de Inglaterra, ganó este lunes las elecciones legislativas de Canadá, convirtiéndose en primer ministro sin haber ocupado previamente un escaño parlamentario. Su sorpresiva y rápida llegada al poder marca un punto de inflexión político en el país, en un contexto de creciente tensión con Estados Unidos tras el retorno de Donald Trump a la presidencia.

La llegada de Carney al poder ha sido meteórica. En diciembre de 2024, tras una rebelión interna en el Partido Liberal contra el entonces primer ministro Justin Trudeau, el nombre de Carney emergió como una apuesta inesperada. Proveniente de los remotos Territorios del Noroeste y criado en Edmonton, Carney era hasta entonces una figura técnica más que política.

Desafiando todas las encuestas, que daban por segura la victoria del líder conservador Pierre Poilievre, Carney asumió el liderazgo del Partido Liberal, convocó elecciones anticipadas y logró revertir una derrota casi asegurada, obteniendo una histórica cuarta victoria consecutiva para su partido.

Un líder frente a Trump

El mayor desafío que enfrenta Carney ahora es externo: el presidente estadounidense Donald Trump. En su discurso de victoria, el nuevo primer ministro advirtió sobre la amenaza real que representa la actual administración de EE.UU. para la soberanía canadiense:

“Como he estado advirtiendo desde hace meses, Estados Unidos quiere nuestra tierra, nuestros recursos, nuestra agua, nuestro país. No son amenazas vacías. El presidente Trump está intentando rompernos para que EE.UU. nos posea”.

Estas palabras, pronunciadas con firmeza y serenidad, marcaron un claro cambio de tono en la relación bilateral. Carney ya ha señalado que la antigua cooperación en integración económica, seguridad y defensa “se ha acabado” y se dispone a negociar una nueva relación con Washington “entre dos naciones soberanas”.

Unificador en tiempos de fragmentación

Más allá de la política exterior, Carney deberá hacer frente a un país marcado por el malestar económico y la fragmentación interna. La inflación, la crisis de la vivienda y el alto volumen migratorio han generado un profundo descontento social, legado de la era Trudeau. Asimismo, las crecientes tensiones separatistas en Alberta y Quebec amenazan la cohesión nacional.

Consciente de ello, Carney ha buscado posicionarse como un líder integrador. El académico Stephen Henighan, en una columna publicada en The Globe and Mail, destacó:

“Ha mostrado confianza en la existencia de Canadá… Ha tranquilizado a los canadienses asegurando que sobreviviremos a los impulsos depredadores de Donald Trump”.

¿Está Mark Carney preparado para gobernar?

A sus 60 años, Carney es un católico practicante, casado y padre de cuatro hijos. Aunque carece de experiencia legislativa, su historial en la gestión de crisis económicas —como la recesión de 2008 y el Brexit— le da credibilidad ante la ciudadanía.

Él mismo ha afirmado:

“Sé cómo gestionar una crisis y estoy listo para liderar”.

Su esposa, la economista Diana Fox Carney, lo respalda públicamente:

“Afrontar retos es una de las características que definen a Mark. Su actitud serena y tranquila bajo presión lo hace especialmente adecuado para este momento”.

Un nuevo capítulo para Canadá

La elección de Mark Carney inaugura una etapa inédita en la política canadiense. Con una legitimidad construida en apenas cinco meses y un estilo pragmático pero firme, el nuevo primer ministro deberá demostrar que su experiencia técnica puede traducirse en liderazgo político. El futuro de Canadá —su economía, su unidad y su posición ante Estados Unidos— dependerá, en gran parte, de lo que haga a partir de hoy.